Todo
aficionado a la tecnología en general y a la informática en particular ha oído
hablar en alguna ocasión de las máquinas virtuales.
Pero, ¿qué se esconde tras este concepto de apariencia futurista y qué utilidad
real tiene para los usuarios?
En términos generales, una máquina virtual es un software que permite emular el funcionamiento
de un ordenador dentro de otro ordenador gracias a un proceso
de encapsulamiento que aísla a ambos.
Una
máquina virtual es un software que crea una capa independiente donde se emula
el funcionamiento de un ordenador real con todos los componentes de hardware
que necesita para funcionar (disco duro, memoria RAM, tarjetas de red,
tarjeta gráfica, etc.) y que puede ejecutar cualquier sistema operativo o
programa, tal y como lo haría un ordenador real. Toda esta emulación se
encapsula en una serie de archivos que actúan como contendor desde el que se
ejecuta la máquina virtual en una ventana de tu ordenador como si de un
programa más se tratara y sin que nada de lo que suceda en el interior de esa
ventana afecte al ordenador que la ejecuta.
¿Para qué sirven las máquinas virtuales?
Existen diversos usos para las máquinas virtuales, pero
ya que permiten emular casi
cualquier sistema operativo estándar (Windows, GNU/Linux, MacOS,
Android, etc.), y dado que se ejecutan en una capa de software diferente y
totalmente aislada, uno de los usos más frecuentes es el de probar diferentes sistemas operativos, programas
o configuraciones con total seguridad para tu ordenador real ya
que, si algo falla en la máquina virtual, este fallo no afectará en absoluto al
ordenador que la ejecuta.
De ese modo, si por ejemplo,
sospechas que un archivo que te han enviado pudiera estar infectado por un
virus o software malicioso, puedes ejecutarlo en una máquina virtual para
comprobar su fiabilidad. Si no sucede nada, podrás usarlo en tu equipo. En caso
contrario, infectará solo a la máquina virtual y tu equipo se mantendrá inmune
al ataque.
Otra
característica de las máquinas virtuales es que no tienen “conciencia” de que
son máquinas virtuales, por lo que, a todos los efectos, se comportan como
ordenadores reales. Esta cualidad permite, entre otras cosas, recrear entornos de red en el que puedes conectar varias máquinas
virtuales ejecutadas en el mismo ordenador y conectarlas entre
sí en red, recreando la configuración que tendrían diferentes ordenadores
reales.
Esto puede serte muy
útil para aprender cómo funcionan las redes informáticas
y ahorrar mucho dinero, ya que no necesitarás tener varios ordenadores reales
para probar la seguridad de tus redes.
Sin
dejar de lado la tecnología de redes, llegamos a una de las principales
utilidades para las máquinas virtuales de procesos, de las que ya te hemos
hablado antes, y es que es más que probable que, sin saberlo, estás usando
máquinas virtuales a diario cada vez que usas tu almacenamiento en la nube o
navegas por Internet.
Las
máquinas virtuales de procesos se ejecutan en un mismo servidor para ejecutar
varias instancias de la misma aplicación de forma separada. De ese modo, si una
de ellas falla, no afectará al funcionamiento del resto. Esta solución es
habitual en los servicios de alojamiento web y almacenamiento en la nube en las
que se optimizan los costes de los servidores ejecutando una máquina virtual
para alojar los archivos de usuarios distintos. De ese modo, en lugar de
necesitar un servidor para cada uno de los usuarios, todos comparten el mismo
hardware dividido en varias máquinas virtuales aisladas entre sí.
Espero
te guste este artículo, es uno de mis preferidos!
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